miércoles, 2 de julio de 2008

Cosas curiosas...

El rey Gustavo III de Suecia estaba convencido de que el café era un veneno. Para demostrarlo condenó a un asesino a tomar café todos los días hasta que muriese y a otro delincuente le indultó con la condición de que bebiese té a diario. El experimento fue seguido por una comisión médica y resultó un fracaso: Los primeros en morir fueron los médicos, luego el rey y muchos años más tarde el bebedor de té y por último, el bebedor de café.

Liberia es un país africano situado en la costa atlántica. En 1822 el congreso de Estados Unidos decidió mandar allí a sus esclavos negros liberados, a pesar de la hostilidad de los indígenas. El país se declaró independiente en 1947 con una constitución similar a la estadounidense. Su capital, Monrovia, se fundó en honor al presidente republicano estadounidense James Monroe (1758-1831) que limitó en 1820 los estados esclavistas al Sur de los 36º 20' de latitud.. En Liberia, estos afroamericanos y sus descendientes fueron la clase dominante y dirigente hasta 1980. Resulta llamativo que los negros americanos fueran acusados de oprimir a los indígenas y de practicar trabajos forzados. Actualmente, los descendientes de los estadounidenses son apenas el 5% de la población.


Zenón de Citio (aprox. 335-264 a.C.), mercader de origen fenicio, leyó por azar en Atenas las "Memorables de Sócrates" de Jenofonte (filósofo y escritor griego, aprox. 430-355 a.C., discípulo de Sócrates) y a partir de esa lectura se inclinó a la filosofía, fundando la escuela estoica, cuyo nombre viene de que solían reunirse en un pórtico (en griego stoa) pintado, por cierto, por Polignoto. Los estoicos colocan el bien supremo en el esfuerzo por alcanzar la virtud y controlar los sentimientos. También cultivaron la lógica y la construcción de paradojas para confundir al adversario (como la de Eubulido: "Un hombre dice que miente, ¿es falso o cierto lo que dice?"). Según la tradición, Zenón de Citio se suicidó al llegar a la vejez, de acuerdo con su principio de que el sabio debe desprenderse voluntariamente de la vida cuando la senilidad le prive de los bienes supremos del conocimiento y del autodominio.


En cierta ocasión, se le preguntó a S. Agustín (354-430): "¿Qué hacía Dios antes de que creara el Universo?". S. Agustín respondió que el tiempo era una propiedad del Universo que Dios había creado y que el tiempo no existía antes del principio del Universo.